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Me ha sostenido cuando ya no tenía fuerzas y me preguntaba cómo podría lograrlo. Me ha sostenido cuando me he sentido derrotado por todo lo que tenía que hacer. Cuando he corrido a mi El Shaddai, nunca me ha faltado nada. Él es mi todo suficiente. Oh amado, ¿lo entiendes? ¿Lo has experimentado como tu El Shaddai? Si no es así, te está esperando con los brazos abiertos.