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Una y otra vez, la conciencia humana se obsesiona y cierra la puerta a su mayor don: la posibilidad infinita y abierta. Como resultado, no experimentamos la realidad, sino simplemente nuestro concepto de ella.
Una y otra vez, la conciencia humana se obsesiona y cierra la puerta a su mayor don: la posibilidad infinita y abierta. Como resultado, no experimentamos la realidad, sino simplemente nuestro concepto de ella.