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  • Habiendo observado siempre que la mayor parte de los que tomaban constantemente las listas semanales de mortalidad no hacían otro uso de ellas que mirar al pie cómo aumentaban o disminuían los entierros, y entre las bajas lo que había sucedido, raro y extraordinario, en la semana en curso; de modo que pudieran tomarlas como texto para hablar en la siguiente compañía, y además en tiempo de peste, cómo aumentaban o disminuían las enfermedades, para que los ricos pudieran juzgar la necesidad de su traslado, y los comerciantes pudieran conjeturar lo que era probable que hicieran en sus respectivos tratos.