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Sin una prensa sin trabas, sin libertad de expresión, todas las formas y estructuras externas de las instituciones libres son una farsa, una pretensión, la burla más pura. Si la prensa no es libre; si la palabra no es independiente y sin trabas; si la mente está encadenada o se vuelve impotente por el miedo, no importa bajo qué forma de gobierno vivas, eres un súbdito y no un ciudadano.