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Vivimos en un mundo en el que, por desgracia, la distinción entre lo verdadero y lo falso parece cada vez más difusa por la manipulación de los hechos, la explotación de las mentes acríticas y la contaminación del lenguaje.
Vivimos en un mundo en el que, por desgracia, la distinción entre lo verdadero y lo falso parece cada vez más difusa por la manipulación de los hechos, la explotación de las mentes acríticas y la contaminación del lenguaje.