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Aunque el amor y el odio son tan opuestos como el fuego y el agua, a veces subsisten juntos en el pecho hacia la misma persona; es más, por su misma oposición y deseo de destruirse mutuamente, se fortalecen y aumentan.
Aunque el amor y el odio son tan opuestos como el fuego y el agua, a veces subsisten juntos en el pecho hacia la misma persona; es más, por su misma oposición y deseo de destruirse mutuamente, se fortalecen y aumentan.