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  • No importa lo vasto o modesto que sea tu conocimiento, es tu propia mente la que tiene que adquirirlo. Sólo puedes tratar con tu propio conocimiento. Sólo puedes afirmar que posees tus propios conocimientos o pedir a los demás que los tengan en cuenta. Tu mente es tu único juez de la verdad - y si otros disienten de tu veredicto, la realidad es el tribunal de apelación final. Nada más que la mente de un hombre puede llevar a cabo ese complejo, delicado y crucial proceso de identificación que es el pensamiento. Nada puede dirigir el proceso salvo su propio juicio. Nada puede dirigir su juicio salvo su integridad moral.

    Ayn Rand (1999). “Ayn Rand Reader”, p.260, Penguin