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Me enseñaron un volantón aprendiendo a volar. Sus primeros esfuerzos fueron muy débiles. Pero a medida que utilizaba más y más sus alas, éstas se iban fortaleciendo hasta que encontró la libertad del vuelo y fue capaz de elevarse a grandes alturas y volar grandes distancias sin ningún esfuerzo. Oí las palabras: La fe se adquiere con la práctica. Vive de acuerdo con la fe hasta que se convierta en una roca inquebrantable, y encuentra la verdadera libertad del espíritu.