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Y cada vez más -tú lo sabes y yo también- estamos perdiendo a la juventud en todas partes. Nos odian; no les interesa que les echemos encima más miedos y culpas. No están interesados en más sermones y exhortaciones. Pero están interesados en aprender sobre el amor. ¿Cómo puedo ser feliz? ¿Cómo puedo vivir? ¿Cómo puedo saborear las cosas maravillosas de las que hablan los místicos?