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  • No tengas en cuenta los sentimientos de quien te habla despectivamente de su prójimo, sino dile: "¡Basta, hermano! Yo caigo cada día en pecados más graves, así que ¿cómo puedo criticarle? De este modo conseguirás dos cosas; te curarás a ti mismo y a tu prójimo con un solo emplasto. Este es uno de los caminos más cortos para el perdón de los pecados; es decir, para no juzgar. `No juzguéis y no seréis juzgados".