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Sé muy bien que uno necesita situaciones ridículas y locas como ésa; no se puede escribir realmente bien sobre otra cosa. ¿Por qué ese viejo era un técnico de propaganda tan maravilloso? Porque tenía muchas cosas locas y atroces por las que emocionarse. Tienes que estar herido y disgustado; de lo contrario, no se te ocurren las frases realmente buenas, penetrantes y radiográficas.