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  • Nada ha expuesto tanto a los sabios al desprecio y al ridículo como su ignorancia de cosas que todos conocen menos ellos mismos. Aquellos que han sido enseñados a considerar las instituciones de las escuelas como si dieran la última perfección a las habilidades humanas, se sorprenden al ver a hombres arrugados por el estudio, pero sin ser instruidos en las minúsculas circunstancias de la propiedad, o en la forma necesaria de la transacción diaria; y rápidamente se sacuden su reverencia por los modos de educación que encuentran que no producen ninguna habilidad por encima del resto de la humanidad.

    Samuel Johnson (1810). "Obras", p.420