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Cuando los adultos hablan de la inocencia de los niños, en realidad no saben lo que quieren decir. Si se les presiona, irán un paso más allá y dirán: pues ignorancia. El niño no es ni lo uno ni lo otro. No hay crimen que un niño de once años no haya imaginado hace tiempo. Su única inocencia es que puede que no tenga edad suficiente para desear los frutos de él... su ignorancia es que no sabe cómo cometerlo...