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No sólo somos menos razonables y menos decentes en nuestros sueños... también somos más inteligentes, más sabios y capaces de juzgar mejor cuando estamos dormidos que cuando estamos despiertos.
No sólo somos menos razonables y menos decentes en nuestros sueños... también somos más inteligentes, más sabios y capaces de juzgar mejor cuando estamos dormidos que cuando estamos despiertos.