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Tu marido es tu señor, tu vida, tu guardián,
tu cabeza, tu soberano; el que cuida de ti,
y por tu mantenimiento compromete su cuerpo
A penosos trabajos por mar y tierra,
para vigilar la noche en las tormentas, el día en el frío,
mientras tú descansas cálido en casa, seguro y a salvo;
Y no desea otro tributo de tus manos
sino amor, hermosas miradas y verdadera obediencia;
Demasiado poco pago por una deuda tan grande.