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La duda es un precipicio en el camino hacia Dios. Bienaventurado el que se libera de sus ataduras. Aquel que avanza sin ninguna duda, adhiérete a sus huellas si no conoces el camino. Adhiérete a las huellas del ciervo y avanza con cuidado para llegar a la tierra del almizcle. Mediante tal caminata, aunque camines sobre fuego, alcanzarás la cumbre luminosa.