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  • Cuán asombrosamente la oportunidad de dejar el mundo mejora en nosotros el sentido de sus bellezas naturales. Como el pobre Falstaff, aunque no "balbuceo", pienso en los campos verdes; reflexiono con el mayor afecto sobre cada flor que he conocido desde mi infancia; sus formas y colores son tan nuevos para mí como si acabara de crearlos con una fantasía sobrehumana.