Si queremos seguridad energética, tenemos que reducir nuestro apetito por los combustibles fósiles. No hay otro camino. Puede que otras cuestiones acaparen los titulares, pero éste es nuestro reto fundamental. Los grandes retos exigen acciones audaces y liderazgo. Para que Estados Unidos abandone los combustibles fósiles en este intranquilo clima nacional de terrorismo y conflicto en el Golfo Pérsico, debemos tratar la cuestión con la urgencia y persistencia que merece. La medida de nuestro éxito será el estado en que dejemos el mundo a la próxima generación.