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Cuando los nazis llegaron al poder, miré a las universidades que se enorgullecían de su libertad intelectual, y me fallaron. Miré a la prensa alemana, que se enorgullecía de su libertad de prensa, y me falló. Hasta que por fin las iglesias se quedaron solas, y aquello por lo que antes sentía poca estima se ganó mi respeto.