Soy británica y creo que es justo que, como mujer, se me pague lo mismo que a mis homólogos masculinos. Creo que es justo que pueda tomar decisiones sobre mi propio cuerpo. Creo que es justo que las mujeres participen en mi nombre en las políticas y la toma de decisiones de mi país. Creo que es justo que socialmente se me conceda el mismo respeto que a los hombres. Pero lamentablemente puedo decir que no hay ningún país en el mundo donde todas las mujeres puedan esperar recibir estos derechos.