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[El consejo del almirante Nelson] me guió una y otra vez. En la víspera de la crítica batalla de Santa Cruz, en la que los barcos japoneses superaban en número a los nuestros en más de dos a uno, envié a los comandantes de mi fuerza de tarea este despacho: ATAQUE, REPITO, ATAQUE. Atacaron, heroicamente, y cuando terminó la batalla, el enemigo se dio la vuelta. Todos los problemas, personales, nacionales o de combate, se hacen más pequeños si no los esquivas, sino que los afrontas. Toca un cardo tímidamente, y te pinchará; agárralo con valentía, y sus espinas se desmoronarán. ¡Lleva la batalla al enemigo! Coloca tu barco junto al suyo.