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Uno escribe una historia así [El Señor de los Anillos] no a partir de las hojas de los árboles que aún hay que observar, ni por medio de la botánica y la ciencia del suelo; sino que crece como una semilla en la oscuridad a partir del molde de hojas de la mente: a partir de todo lo que se ha visto o pensado o leído, que hace tiempo se ha olvidado, descendiendo a las profundidades. Sin duda, hay mucho de selección personal, como en el caso de un jardinero: lo que uno echa en su montón de abono personal; y mi molde está evidentemente hecho en gran parte de materia lingüística.