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  • Sería absurdo decir que a una piedra no le interesa que la pateen por el camino... Una piedra no tiene intereses porque no puede sufrir. Sin embargo, la capacidad de sufrir y disfrutar no sólo es necesaria, sino también suficiente para que podamos decir que un ser tiene intereses: como mínimo, el interés en no sufrir. Un ratón, por ejemplo, tiene interés en que no lo pateen por el camino porque sufrirá si lo hacen.