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Sea cual sea la razón, durante la mayor parte del presente siglo, la literatura y la publicidad de los antiguos grupos [de bienestar animal] establecidos contribuyeron de forma significativa a la actitud predominante de que los perros y los gatos y los animales salvajes necesitan protección, pero otros animales no. De este modo, la gente llegó a pensar en el "bienestar animal" como algo para señoras amables que están locas por los gatos, y no como una causa fundada en principios básicos de justicia y moralidad.