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En el desempeño de nuestras responsabilidades, he aprendido que cuando escuchamos una llamada silenciosa y actuamos en consecuencia sin demora, nuestro Padre Celestial guiará nuestros pasos y bendecirá nuestras vidas y las de los demás. No conozco experiencia más dulce ni sentimiento más precioso que atender a una llamada y descubrir que el Señor ha respondido a la oración de otra persona a través de ti.