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Gran parte de la alegría de la vida consiste en hacer perfectamente, o al menos lo mejor posible, todo lo que uno intenta hacer. Hay un sentimiento de satisfacción, un orgullo al contemplar una obra así, una obra redonda, plena, exacta, completa en todas sus partes, que el hombre superficial, que deja su trabajo en un estado desaliñado, descuidado, a medio terminar, nunca podrá conocer. Es esta concienzuda plenitud la que convierte el trabajo en arte. La cosa más pequeña, bien hecha, se convierte en artística.