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No existe la sociedad, existe un tapiz vivo de hombres y mujeres, y la belleza de ese tapiz, y la calidad de nuestras vidas, dependerán de hasta qué punto cada uno de nosotros esté dispuesto a asumir su propia responsabilidad y a volcarse en ayudar, con su propio esfuerzo, a los desafortunados. El derecho no existe si antes no se ha cumplido con una obligación.