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El coste en vidas humanas y sufrimiento es tan alto que todos tenemos que trabajar para acabar con la violencia y la opresión de una vez por todas. Tenemos que proclamar que todo ser humano es igual, en dignidad, en libertad -y, como afirma el primer artículo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, tenemos que vivir en un espíritu de fraternidad.