Durante demasiado tiempo, el debate sobre el desarrollo ha ignorado el hecho de que la pobreza tiende a caracterizarse no sólo por la insuficiencia material, sino también por la negación de derechos. Lo que se necesita es un enfoque del desarrollo basado en los derechos. Garantizar los derechos políticos, económicos y sociales esenciales y la dignidad humana de todas las personas constituye la razón de ser de las políticas. No se trata de un lujo al alcance sólo de los ricos y poderosos, sino de un componente indispensable de los esfuerzos nacionales de desarrollo.