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Estás donde estás porque estás sobre los hombros de alguien. Y dondequiera que vayas, no puedes llegar solo. Si estás sobre los hombros de otros, tienes la responsabilidad recíproca de vivir tu vida para que otros puedan estar sobre tus hombros. Es el quid pro quo de la vida. Existimos temporalmente gracias a lo que tomamos, pero vivimos para siempre gracias a lo que damos.