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Estaría más en consonancia con la intención del hombre más noble de este mundo si nuestras dos iglesias cristianas, en lugar de molestar a los negros con misiones que ni desean ni comprenden, enseñaran amablemente, pero con toda seriedad, a nuestra humanidad europea que cuando los padres no están sanos es un acto agradable a Dios apiadarse de un pobre niño huérfano y sano y darle padre y madre, que dar a luz ellos mismos a un niño enfermo que sólo traerá infelicidad y sufrimiento para sí mismo y para el resto del mundo.