-
La pena capital es el más premeditado de los asesinatos, al que no puede compararse ningún acto criminal, por calculado que sea. Para que hubiera equivalencia, la pena de muerte tendría que castigar a un criminal que hubiera advertido a su víctima de la fecha en que le infligiría una muerte horrible y que, a partir de ese momento, la hubiera confinado a su merced durante meses. Un monstruo así no se encuentra en la vida privada.