Autores:
  • Al principio nos sentimos llamados por Dios y atraídos por Él. Crecemos en nuestra vocación y tenemos la impresión de que Dios nos ha agarrado y nunca nos soltará. Queremos alejarnos de Él para escapar de sus garras. Pero Él nos ama demasiado para dejarnos caer. Nos sujeta, nos desafía.