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Debes darte cuenta ahora, más claramente que nunca, de que Dios te llama a servirle en y desde las actividades ordinarias, seculares y civiles de la vida humana. Él nos espera todos los días, en el laboratorio, en el quirófano, en el cuartel del ejército, en la cátedra universitaria, en la fábrica, en el taller, en los fileds, en el hogar y en todo el inmenso panorama del trabajo.