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Cuando me senté en la silla con 5-0, me dije: 'Vale, ahora puedes intentar romperle, y si no, tienes el saque'. Así que estaba un poco más relajada porque tenía varias oportunidades de hacerlo. Pero aún sabía que podía romperle. De repente, gané de revés y me puse muy contenta. No sabía qué iba a pasar y se me llenaron los ojos de lágrimas, estaba tan, tan feliz.