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Para mí el cielo sería una gran plaza de toros conmigo ocupando dos plazas de barrera y un arroyo de truchas fuera en el que nadie más pudiera pescar y dos preciosas casas en el pueblo; una donde tendría a mi mujer y a mis hijos y sería monógamo y los amaría de verdad y bien y la otra donde tendría a mis nueve hermosas amantes en nueve pisos diferentes.