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Cada momento piensa firmemente como romano y como hombre en hacer lo que tienes entre manos con perfecta y sencilla dignidad, y sentimiento de afecto, y libertad, y justicia; y en darte alivio a ti mismo de todos los demás pensamientos. Y te darás alivio a ti mismo, si haces cada acto de tu vida como si fuera el último, dejando de lado todo descuido y aversión apasionada a los mandatos de la razón, y toda hipocresía, y amor propio, y descontento con la porción que te ha sido dada.