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Dicen que cuando dios estaba en Jerusalén perdonó a sus asesinos, pero ahora no perdonará a un hombre honesto por diferir con él en el tema de la Trinidad. Dicen que Dios me dice: "Perdona a tus enemigos". Yo digo: "Lo hago"; pero él dice: "Yo condenaré a los míos". Dios debería ser coherente. Si quiere que perdone a mis enemigos debería perdonar a los suyos. A mí se me pide que perdone a los enemigos que pueden hacerme daño. A Dios sólo se le pide que perdone a los enemigos que no pueden hacerle daño. Debería ser tan generoso como nos pide a nosotros.