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Los caricaturistas trataron al Islam del mismo modo que tratan al cristianismo, al budismo, al hinduismo y a otras religiones. Y al tratar a los musulmanes de Dinamarca como iguales, dieron a entender lo siguiente: os estamos integrando en la tradición danesa de la sátira porque formáis parte de nuestra sociedad, no sois extraños. Las caricaturas incluyen a los musulmanes en lugar de excluirlos.