-
La sencillez es algo agradable en los niños, o a cualquier edad, pero no es necesariamente admirable, ni la afectación es del todo mala. Para ser normal, para sentirse a gusto en el mundo, con una perspectiva de poder, utilidad o éxito, la persona debe tener esa percepción imaginativa de otras mentes que subyace al tacto y al saber hacer, a la moralidad y a la beneficencia. Esta percepción implica sofisticación, cierta comprensión y participación en los impulsos clandestinos de la naturaleza humana. Una simplicidad que no sea más que la falta de esta perspicacia indica una especie de defecto.