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  • Como ejemplo de lo inútiles que son estos filósofos para cualquier práctica de la vida está el propio Socrates, el único sabio, según el Oráculo de Delfos. Cada vez que intentaba hacer algo en público tenía que interrumpirlo en medio de la risa general. Mientras filosofaba sobre nubes e ideas, medía el pie de una pulga y se maravillaba ante el zumbido de un jején, no aprendía nada sobre los asuntos de la vida ordinaria.