-
Mis pasiones están todas dormidas por haberme adormecido hasta casi las once y haber debilitado la fibra animal en todo mi cuerpo hasta una deliciosa sensación de unos tres grados en esta vista de desfallecimiento - si tuviera dientes de perla y aliento de lirios lo llamaría languidez - pero como lo soy debo llamarlo pereza. En este estado de afeminamiento las fibras del cerebro se relajan al igual que las del resto del cuerpo, y hasta un grado tan feliz que el placer no muestra ningún atractivo y el dolor ningún ceño insoportable. Ni la poesía, ni la ambición, ni el amor tienen ningún semblante alerta cuando pasan a mi lado.