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  • Mis sentidos del espacio, de la distancia y de la dirección desaparecieron por completo. Cuando buscaba el suelo, a veces miraba hacia abajo, a veces hacia arriba, a veces a la izquierda, a veces a la derecha. Pensaba que estaba muy alto cuando de repente me lanzaban a tierra en un giro casi vertical. Pensaba que estaba muy cerca del suelo y el motor de 500 caballos me elevaba a 3.000 pies en dos minutos. Bailaba, empujaba, lanzaba. . . . ¡Ah! ¡la la!