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  • Lejos de verse impulsados de mala gana a las hostilidades por la fiebre bélica popular, los líderes incitan esa fiebre con el fin de recabar apoyos para sus políticas de guerra. Con ello intentan distraer a la opinión pública de los acuciantes asuntos internos, servir a los intereses exteriores de los inversores estadounidenses, justificar presupuestos militares gigantescos y presentarse como grandes líderes.