-
Si no fuera un tanto fantasioso suponer que toda excelencia humana se presenta, por así decirlo, en un solo tipo de ser, podríamos creer que todo el tesoro de la moralidad y el orden está consagrado en el carácter femenino.
Si no fuera un tanto fantasioso suponer que toda excelencia humana se presenta, por así decirlo, en un solo tipo de ser, podríamos creer que todo el tesoro de la moralidad y el orden está consagrado en el carácter femenino.