-
He aprendido que en las almas de todos los hombres yace latente una afición por algún instrumento musical en particular y un anhelo insospechado de tocarlo, que están destinados a despertar y exigir atención algún día. Por lo tanto, los que os quejáis de los que perturban vuestro sueño con intentos infructuosos y desmoralizadores de subyugar a una guitarra, ¡tened cuidado! Tarde o temprano os llegará la hora.