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Miré por la ventana y vi una luz blanca que zigzagueaba. Me acerqué al piloto y le pregunté si había visto algo así. Se sorprendió y dijo: "No". Y le dije: "¡Vamos a seguirlo!" Lo seguimos durante varios minutos. Era una luz blanca brillante, la seguimos hasta Bakersfield y de repente, para nuestro asombro, se elevó hacia el cielo. Cuando bajé del avión le conté todo a Nancy.