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Entonces, ¿qué importa el esfuerzo humano: la lucha mortal, el valor, el dolor? Si vives, vive para la prueba del espíritu, para la celebración del corazón. Vive para luchar otros días. Pierde a tus seres queridos uno a uno. Y recuerda. Exalta el beso del amigo y del caballo y del viento y del sol, que la venalidad no puede abaratar ni la estupidez menospreciar.