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Es así como las pocas y raras personas lúcidas y bien dispuestas que han tenido que luchar en la tierra se encuentran a ciertas horas del día o de la noche en la profundidad de ciertos estados de auténtica pesadilla y de vigilia, rodeadas por la formidable succión, la formidable opresión de una especie de magia cívica que pronto se verá aparecer abiertamente en el comportamiento social.