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Nos convertimos en Colaboradores de Dios en cada paso del camino espiritual. Es una ley universal. Hay una gran esperanza aquí para aquellos que son sinceros en descubrir quiénes y qué son, convirtiéndose en Colaboradores de Dios, y realizando el Reino de los Cielos mientras aún viven en el cuerpo. La clave está en tu interior.